
Lo suyo sería regalarle un jamón, una bici o algo así (al estilo de un tebeo ochentero de Zipi y Zape que me viene a la memoria), pero la cosa está chunga, el negocio del rimeik da pocos dividendos...

Bueno, pues nada, el que se registre tendrá la satisfacción de ser el que deja las puertas abiertas para que el siguiente sea el 101º (que eso sí que será bonito, ¿eh?

